Nadie esperó que un 24 de febrero de 2009 el mundo fuera a cambiar su forma de comunicarse. Ese día, un joven ucraniano llamado Jan Koum lanzó al mercado una aplicación denominada «WhatsApp». La idea de esta herramienta fue poder enviar y recibir mensajes desde el teléfono móvil con mucha facilidad, así como archivos multimedia; todo lo que se podía hacer desde una computadora, pero en la palma de la mano.
A pesar de tener competencia desde el primer día, WhatsApp destacó por su sencillez, una de las señas de identidad que ha permanecido constante.
- Inicios difíciles
Aunque WhatsApp ya forma parte de Facebook y fue una de las empresas mejor valoradas en el pasado, los inicios de su creador fueron difíciles. Jan Koum y su familia llegaron a Estados Unidos cuando él tenía 16 años. Por motivos de fuertes problemas económicos, Koum abandonó la carrera. En 1997 fue contratado por Yahoo.
- Un viaje, el detonante
WhatsApp surgió gracias a un viaje por Latinoamérica que hizo junto a su inseparable amigo Brian Acton, cofundador de WhatsApp. Cuando estaban recorriendo la parte central y sur del continente, observaron que la comunicación en esos lugares era bastante deficiente. Hacía falta algo que fuera simple, gratuita y de fácil acceso.
- Facebook lo cambió todo
El mayor cambio que ha sufrido WhatsApp en su historia tuvo lugar en 2014. Ese año, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, desembolsó 21,800 millones de dólares por la compra de WhatsApp. La empresa dejaba de operar de manera exclusiva y empezó a formar parte del conglomerado del Grupo Facebook.
- Cifras de infarto
Aunque la cifra de usuarios varía, WhatsApp cuenta en estos momentos con más de 1.500 millones de personas. Esto supone que 1 de cada 4 personas en el mundo utiliza WhatsApp, cifra que habla por sí sola de la importancia que tiene.
- Imágenes desde el primer día
Aunque se piense que llegó más tarde, WhatsApp permite enviar y recibir imágenes desde su creación, de hecho, fue uno de sus puntos fuertes. Acostumbrados a realizar varios procesos para mandar fotos, fue una auténtica revolución el tirar una instantánea en tiempo real y que cualquier persona la tuviera en un instante.
- Los grupos como marca de identidad
Los grupos de WhatsApp son amados y odiados a partes iguales, pero nadie puede dudar que cambiaron la forma de interactuar con muchos amigos. Estos llegaron en 2011 a la plataforma y desde entonces no han parado de evolucionar. Todavía tiene mucho margen de mejora, sobre todo si se compara con Telegram o Line. No obstante, es de reconocer que los cambios se realizan de manera gradual para que estos sigan funcionando correctamente.
- Las llamadas de voz, un update importante
Las compañías telefónicas comentan que la irrupción de WhatsApp motivó un cambio a la hora de dar importancia a la tarifa de datos en lugar de las llamadas de voz. Lo que estas no se esperaban es que Facebook le iba a dar una vuelta de tuercas adicional introduciendo las llamadas de voz dentro de su propia aplicación, que tuvo lugar en febrero de 2015, pero hasta noviembre de 2016 se habilitaron las videollamadas entre los usuarios, mientras que el verano pasado (julio de 2018) se activaron las grupales. Todas estas mejoras desembocaron en un mejor servicio de cara al usuario.
- Las historias no funcionaron
Puede haber sido, con total rotundidad, uno de los mayores fiascos de la historia de WhatsApp: Los estados nuevos o historias al estilo Instagram y Snapchat. El servicio de mensajería los introdujo en 2017 y sólo necesitó unos días para dar marcha atrás. La comunidad de usuarios se echó encima de los cambios que había tenido la plataforma, ya que consideraban que estos no encajaban al igual que en redes sociales.
WhatsApp regresó a los estados antiguos, es decir, los que permanecían fijos en nuestro perfil. Ahora bien, mantuvo también los nuevos, de manera que ambos conviven positivamente y sin problemas hasta ahora (una vez que la historia se borra a las 24 horas, la app regresa al estado fijo de manera automática).
- Y el modelo de pago, tampoco
Otra de las grandes polémicas que rodeó a WhatsApp tuvo que ver con su modalidad de pago. Durante una larga temporada, para poder utilizar el servicio de mensajería hubo que pasar por caja, en concreto soltar 0,78 centavos por cabeza, una cantidad ridícula, pero sirvió para que miles y miles de personas dieran el salto a otras aplicaciones (y aquí fue cuando despuntó Telegram, precisamente). WhatsApp desechó esta idea finalmente, ya que comprobó que la gente no iba a pagar por usar la aplicación existiendo otras alternativas gratuitas y que funcionaban igual de bien o mejor, en algunos casos.
- Nuestro día a día
Se calcula que cada minuto se envían unos 38 millones de mensajes, una cifra impresionante que tiene todavía más relevancia si se compara con Twitter (481,000 tuits) o los SMS (18 millones de SMS). En estos momentos, sólo el correo electrónico es capaz de superar estos números, gracias a los 187 millones de mails que se envían por minuto.